Se ha hecho larga la espera, pero estamos a menos de una semana del comienzo de un nuevo torneo internacional de selecciones nacionales. Y es que, desde el mundial de Rusia 2018, los combinados europeos han tenido que aguantar 3 años para poder verse las caras de nuevo.
Sí, estoy obviando la comercial Liga de Naciones de la UEFA, que, en mi opinión, parte la temporada de clubes con más de un tostón de enfrentamientos. Por desgracia, al contrario que su homónimo musical (Eurovisón), el cual se cuela en nuestras pantallas cada año para ver como el representante español suma de 0 en 0 points luchando para no ocupar el último puesto de la lista, la Eurocopa se disputa cada 4 veranos. Una pena, porque en fútbol, es España la que domina la competición continental con 3 entorchados.
En esta ocasión, debido al aplazamiento por la pandemia mundial, tenemos que retornar 5 años atrás hasta el torneo de 2016 en Francia, donde Portugal se proclamó campeón y desde entonces las cosas han cambiado bastante. Por ejemplo, la estrella y capitán de aquel campeón luso, ha pasado de vivir su cumbre deportiva con 31 años, a empezar a encarar sus últimos coletazos como futbolista, ya con 36 a su espalda. La subcampeona y anfitriona de aquel torneo, Francia, ha pasado de ser una selección con gran potencial, a convertirse en la referencia mundial y la gran favorita, aun más si no olvidamos que es la vigente campeona del mundo.
En esta ocasión, debido al aplazamiento por la pandemia mundial, tenemos que retornar 5 años atrás hasta el torneo de 2016 en Francia, donde Portugal se proclamó campeón y desde entonces las cosas han cambiado bastante.
Otros combinados históricamente candidatos como son Alemania, Italia, Holanda, Inglaterra o la campeona de 2008 y 2012, la selección española, han sufrido grandes transformaciones en busca de una nueva generación que le devuelva a lo alto del podio. En este artículo no voy a hablar de lo que pueda acontecer esta edición. No voy a hacer un análisis de las convocatorias, de los grupos o de los ausentes. Voy a volver a tirar de hemeroteca para contaros algunas de las grandes historias que este magnifico torneo nos ha dejado en sus 61 años de vida.
Solo quiero mencionar la curiosidad de que por el 60 + 1 aniversario del campeonato, la UEFA, por primera vez, ha planteado una fase final sin un país como anfitrión fijo, sino que las sedes se han repartido entre 12 ciudades del viejo continente. Como me pasa cada vez que hago referencia al pasado, no siempre he vivido esos momentos, pero sí que puedo compartirlos con vosotros después de haber leído o visto muchos de esos acontecimientos a posteriori.
Francia 1960: Franco prohíbe a España viajar a Moscú.
Curiosamente fue en Francia donde se jugó la fase final desde semifinales de este primer torneo. Desde sus orígenes, la Euro ha dejado recuerdos inolvidables en las retinas de los futboleros. Tal y como reza un eslogan de la televisión australiana para promocionar la EURO, “los partidos de clubes es trabajo, esto es personal”.
Podemos decir que, incluso a veces, este torneo ha traspasado la línea de la búsqueda de gloria o del patriotismo, llegando a ser cuestión de Estado. A pesar de contar con una plantilla temible, Luis Suárez, Di Stefano, Gento, Ramallets o Kubala, Franco se negó a dar permiso al plantel para que viajara a Moscú a jugar el partido de cuartos. España perdió una oportunidad dorada de levantar una copa por primera vez.
El combinado soviético pasaría automáticamente a semifinales contra Checoslovaquia para, finalmente, acabar ganando el torneo a Yugoslavia, dejando el primer nombre propio de las Eurocopas, el del guardameta Lev Yashin, apodado la araña negra por su indumentaria.
España 1964: El Bernabeu al rojo vivo.
Los ojos de todo el continente se volcaron en nuestro país en el verano del 64, y es que la cosa se puso aún más caliente en pleno transcurso de la Guerra Fría.
El azar quiso que dos países enfrentados desde el final de la Segunda Guerra Mundial como eran Albania y Grecia tuvieran que enfrentarse en la ronda preliminar. Esta vez los helenos se negaron a disputar el encuentro y los albanos pasaron directamente de ronda para caer eliminados ante Dinamarca.
El primer título para España siempre ha estado bajo lupa por las presiones políticas de aquel tiempo.
La cosa se puso aún más roja cuando la campeona, la URSS, aceptó pisar territorio ibérico para disputar las semifinales ante los daneses. El bombazo llegó cuando ambos, comunistas y franquistas, saltaron al césped del Bernabeu para disputar la final ante los ojos del caudillo.
Italia 1968: Que decida una moneda
Al igual que hiciera España, y que los propios transalpinos hicieron en el Mundial del 1934, acogieron la Euro 68 para ser campeones en casa.
Más controvertido aún fue el hecho de que la semifinal ante la URSS se decidió a cara o cruz. Nada de penaltis, después de 120 minutos de juego fue una moneda la que decidió el pase de los Azzurri a la final.
Más controvertido aún fue el hecho de que la semifinal ante la URSS se decidió a cara o cruz. Nada de penaltis, después de 120 minutos de juego fue una moneda la que decidió el pase de los Azzurri a la final.
Italia, con Fachetti, Zoff, Mazzola o Riva impuso su ley como local para ganar el partido de desempate por 2-0 a Yugoslavia, solo dos días después del empate a uno inicial en el Olímpico de Roma.
Belgica 1972: Engrasando la Mannschaft
La Eurocopa en tierras belgas fue la carta de presentación de la Alemania Federal que dominaría el futbol internacional en la década de los 70.
Aquel combinado que ya contaba con Beckenbauer, Maier, Muller, Heynckes, Hoeness, Netzer o Breitner no tuvo rival y se deshizo del anfitrión en semifinales para torpedear (con dos goles de Muller) a la ya convertida en el rival a batir, el equipo de la URSS, por 3-0 en la final.
Yugoslavia 1976: Panenka y un estilo para la eternidad.
El campeonato viajaba por primera vez al este del viejo continente para, al igual que en ediciones anteriores, disputar la fase final a partir de semifinales.
Alemania Federal se presentó en el torneo con la anterior EURO en un brazo y el Mundial del 1974 en el otro y dispuesta a sacar el rodillo de nuevo.
Por otro lado los checos dieron la gran sorpresa dejando en la cuneta a Inglaterra, a la URSS y sobre todo en semifinales cuando, tras un férreo marcaje a Cruyff, dejaron en la cuneta a los tulipanes por 1 a 3.
La final disputada en el pequeño Maracaná de Belgrado se presumía una camino de rosas para los teutones. Sin embargo, tuvieron que sudar la gota gorda para conseguir un empate a 2, que por primera vez hasta la fecha, decidiría al campeón en los penaltis, tras suprimirse la prórroga.
Después de 8 lanzamientos sin fallo, Hoeness (expresidente del Bayern Munich) mandó el esférico a las nubes. Fue entonces, cuando un talentoso centrocampista del Bohemians 1905, mostró su sangre fría grabando a fuego su nombre en la historia del fútbol mundial. Antonin Panenka, utilizó un sutil toque para elevar el balón sobre el ya legendario Maier, que solo pudo contemplar esta obra maestra mientras se vencía a un lado.
Antonin Panenka, utilizó un sutil toque para elevar el balón sobre el ya legendario Maier, que solo pudo contemplar esta obra maestra mientras se vencía a un lado.
De esta forma, aquella maravilla, repetida hasta la saciedad desde aquel día, nos dejó el único título checo y una las grandes imágenes del torneo.
Alemania 1980: Cambio de generación, mismos campeones.
En Italia 80 se disputó la primera fase final con 8 equipos, emparejados en 2 grupos de 4 y con los locales clasificándose por ser los organizadores, siendo esta la primera vez que se aplicaba este derecho.
Alemania, tras perder las finales de la EURO 76 y el Mundial 78, decidió hacer un cambio generacional, y Schumacher, Rummenigge, Stielike o Briegel pasaron a ser la columna del equipo.
Este lavado de cara les llevó a una nueva final, esta vez ante Bélgica, una selección de un perfil bajo hasta aquel torneo, pero que plantó cara hasta el minuto 88 de la final cuando un gol de Hrubesch daba el campeonato a los de siempre.
Francia 1984: El sueño que se escurrió en las manos.
Sin duda, este fue el torneo de Michael Platini, con 9 goles en 5 partidos. Pero detrás de esos números estaba una selección que jugaba de maravilla con escuderos como Giresse, Tigana o Luis Fernández.
Es por ello que España, pese a contar en sus filas con los máximos exponentes de La Furia (Versión Beta del Tiki-Taka), con Camacho, Santillana, Victor Muñoz o Santillana, se plantó en aquella final en el Parque de los Príncipes sin muchas papeletas ganadoras.
La Resistencia hispana se derritió como mantequilla en los guantes de Arconada, cuando el arquero de la Real Sociedad no acertó a bloquear un lanzamiento de Platini que se le escurrió entre las piernas.
Alemania 1988: La naranja mecánica consigue su título.
Aquel fue el último torneo previo a grandes acontecimientos políticos en el mundo. Sería la última vez que Alemania Federal y la RD alemana jugaban un torneo separadas, y la última vez que la URSS participó como un bloque de naciones.
Alemania 1988 es, para muchos, el primero de los torneos que marcaría una nueva etapa en el fútbol tras el mundial de México 86. La primera fase vio como una rebelde República de Irlanda noqueaba a Inglaterra, que se despidió con 0 puntos.
La selección alemana, que venía de disputar todas las finales de los torneos internacionales desde el 72
(a excepción de Francia 84), se presentaba como favorita en casa. Sin embargo una selección holandesa antológica con Van Basten, Gullit, Rijkaard o Koeman mostró una mayor motivación en el duelo de semifinales. Para los orange este enfrentamiento se había convertido en una rivalidad histórica, y ganar a los bávaros en su casa era muy apetitoso. En la final ante la URSS, Marco Van Basten dejó uno de los grandes goles de la historia del torneo, con una volea que perforó el marco de Dasayev.
Suecia 1992: La Sirenita consiguió su corona.
La fase final del 92 viajó a tierras nórdicas y dos grandes acontecimientos marcaron el torneo.
El primero fue la caída del muro de Berlín. Este hecho provocó que, al igual que en los J.J.O.O de Barcelona 92, una Comunidad de Estados Independientes que se habían desmembrado de la URSS, participaran bajo las siglas de CEI.
La segunda fue el estallido de la Guerra de los Balcanes que conllevó a la intervención de la ONU el 30 de mayo con una resolución que sancionaba al gobierno Yugoslavo con la prohibición de participar en ningún torneo internacional.
De esta forma, una gran generación que había sido campeona del mundo juvenil en el 87 con Suker, Prosinecki, Boban o Mijatovic, y que ya se había unido a veteranos como Pancev, Savicevic o Mihajlovic, se quedaba fuera del torneo. Esto fue solo la antesala de una las grandes historias del torneo.
Tras la despedida de los yugoslavos, que ya estaban concentrados, la UEFA invitó en el último momento a Dinamarca. Mucho de los jugadores daneses ya estaban de vacaciones, y su gran estrella, Michael Laudrup, se negó a interrumpir su descanso debido a las pocas posibilidades de éxito que se le presumían a su selección.
Para sorpresa de todos Dinamarca alcanzó la final, y para sorpresa de nadie, de nuevo estaba Alemania al otro lado. Un gol de Jensen y otro de Vilfort dejaban al mundo boquiabierto, y la adaptación de Disney al cuento del escritor danés Andersen, La Sirenita, se hacía realidad, La dinamita roja finalmente conseguía su corona.
Mañana tendremos la segunda parte de este “Historias de la Eurocopa”. Espero que os esté gustando el repaso histórico a esta bonita competición europea.
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